martes, 15 de septiembre de 2015



LIBROS DE HECHIZOS, GRIMORIOS, MANUSCRITOS PROHIBIDOS

 Detalles sobre la vida y obra de H.P. Lovecraft
1° entrega de 3.

Por : Gabino Hernández A.

Una Mitología Inventada

Lovecraft era aficionado a coleccionar recortes de periódicos sobre hechos extraños, fantasmas, lluvias de ranas, etcétera. Odiaba a los judíos, hispanos y negros, pues detestaba viajar con ellos en los camiones de New York; creía a pie juntillas en la esclavitud.  Y su acercamiento a los libros prohibidos fue en la universidad de Brown, en donde pudo acceder a la colección de libros antiguos de la biblioteca.
El problema de los mitos es que crean más mitos sobre la idea original, el mismo Lovecraft decía haber soñado mucho de lo que escribió sobre el Cthulhu y el Necronomicón.  Le encantaba publicar folletines y odiaba las películas de vampiros, ya que le parecían pueriles; pero, en sus descripciones copia claramente, la arquitectura de Metrópolis de Fritz Lang.
Antes de su muerte tenía muchos problemas para mantener el calor corporal, un síntoma demoniaco, como diría Eliphas Levi. H.P. Lovecfraft muere  en 1937 y a partir de ahí, se dispara el mito de las obras de Lovecraft, pues aparecen por todos lados, pseudo-manuscritos inéditos de su obra esotérica.
Este un artículo sobre su juventud nos da las primeras pistas.

“EL JOVEN LOVECRAFT

Por L. Sprague de Camp

El 20 de Mayo de 1975, mientras viajaba con mi esposa hacia Cincinnati para dar una conferencia, me detuve para ver al Reverendo John T. Dunn M.F., el cual había conocido a H.P. Lovecraft cuando éste contaba poco más de veinte años. Aunque el Padre Dunn había nacido y vivido largo tiempo en Providence, Rhode Island, ahora es capellán honorario del Mercury Hospital de Portsmouth, Ohio. Nació el 2 de Enero de 1889 – ahora tiene, por tanto, ochenta y seis años – y era un año y medio mayor que H.P.L. Pernoctamos en el hospital, donde fuimos tratados con mucha amabilidad. Hablé con el Padre Dunn durante un par de horas en la tarde del 20 de mayo y otra hora más durante el desayuno de la siguiente mañana. La mayor parte de la primera entrevista fue grabada en cinta. El Padre Dunn explicó que en 1914, él y otros siete u ocho estudiantes asistían a clases nocturnas en un instituto de enseñanza media situado en la zona norte de Providence. Eran jóvenes de clase trabajadora entre los veinte y treinta
años que tenían ambiciones literarias. Todos ellos precisaban un curso avanzado de inglés. Dunn, que contaba entonces veinticuatro años se ganaba la vida como fontanero. Tanto él coma sus compañeros tenían noticia del movimiento periodístico amateur, y a instancias del periodista aficionado Edward H. Cole, de Boston, decidieron fundar el Providence Amateur Press Club de Providence. El alma del Club fueron Vector Basinet y una tal Miss Miller, habiendo sido Lovecraft un miembro fundador. Cuando Lovecraft tenía veintitrés años, Dunn lo consideraba raro y hasta excéntrico. En las reuniones, Lovecraft permanecía sentado rígidamente mirando con fijeza hacia adelante, excepto cuando volvía la cabeza en dirección a la persona que le hablaba. Cuando él lo hacía, su voz era baja y monótona. "El se sentaba así, mirando siempre enfrente, ¿ve Vd. P Hacía una pregunta y volvía a su posición" decía el Padre Dunn. "Todavía puedo verlo, tal como le he dicho, mirando fijamente hacia adelante; y él... ¡ha!... el no ponía ningún énfasis en lo que decía. A veces, para subrayar alguna palabra o alguna expresión se limitaba a mover la cabeza". "Me gustaba aquel muchacho", continuó, "No tenía nada contra él, ¿sabe Vd.? Sólo que no estábamos de acuerdo; pero creo que eran discrepancias, entre caballeros, ¿sabe?". Su principal motivo de fricción fue la cuestión de Irlanda. Dunn, de ascendencia irlandesa, ya que su madre había nacido en Irlanda el año del Hambre, era hiberniófiio y simpatizante del Sinn Fein. Lovecraft era extremadamente  anglófilo. "Decía que yo no tenía derecho a oponerme al dominio británico en Irlanda. Decía: ¿no entregó el Papa – ¡ah! qué nombre tenía... cuarto... – Adriano I K .. no entregó Irlanda a los británicos? Y yo le decía que no, ¿sabe Vd.? Pero él sabía Historia; sabía, al menos, esta parte de la Historia". La única cosa de Lovecraft que no le gustaba a Dunn era la costumbre que aquel tenía de llamar "Micks" a los irlandeses-americanos. Los perjuicios étnicos y la famosa xenofobia de Lovecraft estaba entonces en todo su apogeo. La voz de Lovecraft era aguda, aunque no se la podía calificar de chillona; Dunn decía que se parecía a la suya propia. Lovecraft poseía un gran dominio de sí mismo y no perdía nunca la compostura aún en la más acalorada discusión. "El... ¡ah!... nunca le vi mostrar el menor signo de cólera, ¿sabe Vd.? Pero cuando escribía, lo hacía con gran fuerza; de esto no hay ninguna duda, ¿verdad? Aunque nunca se excitaba como yo". Dunn no conocía la verdadera situación económica de Lovecraft, pero el hecho de no tener un trabajo regular, le hacían suponer que tenía ingresos suficientes para seguir viviendo indefinidamente. Decía también que Lovecraft no hablaba mucho y que sólo raramente sonreía o reía. "No tenía el más mínimo sentido del humor". Los amigos de Dunn consideraban a Lovecraft "de risa", sin sospechar que un día sería famoso. "Entre nosotros hacíamos cierta burla de él sin conocer su verdadero fondo". Decía Dunn, que ahora lamentaba la falta de simpatía para H.P.L., de cuyas limitaciones no se percató. Añadía que, de haber sabido que Lovecraft se convertiría en una importante figura literaria, se hubiese fijado en él con mayor atención. Otro miembro del Providence Amateur Press Club de Providence, que habitaba en la vivienda contigua a la de Dunn,
Mundo Desconocido: El Necronomicon 74 tenía una hermana llamada Sacie Henry. En cierta ocasión, estando Miss Henry de visita en casa de Dunn, a modo de broma entre amigos llamó por teléfono a Lovecraft diciéndole que un día podrían salir juntos. El contestó: "Tengo que preguntárselo a mi madre", y no ocurrió nada más. Como consecuencia de su predilección por el siglo XVIII, Lovecraft se atavió en cierta ocasión con un traje colonial, o al menos con un sombrero 'de tres picos y, así vestido, se hizo publicar una fotografía en un periódico de Providence. Para algunos entusiastas de Lovecraft, sería un encomiable proyecto hallar esta fotografía y reproducirla. Dunn, que no sólo era antibritánico sino también objetor de conciencia, se negó a alistarse para la quinta de 1917 y se presentó al jefe de policía. Pasó el resto de la Primera Guerra Mundial de prisión en prisión, acabando en Fort Leavenworth. Después de la guerra, ingresó en un seminario y tomó sagradas órdenes dentro de la Iglesia Católica. También nos dijo Dunn que el notable i investigador lovecraftiano R. A. Kisch (también conocido como "Everts") le "pidió prestadas" las cartas que él poseía de Lovecraft y que todavía estaba intentando recuperarlas. Tenemos una fotografía de Lovecraft cuando tenía entre veintitrés y veintiséis años. Era la época en que empezaba a salir de la concha en la que se había recluido en 1908, cuando una enfermedad no definida le impidió terminar sus estudios en el Instituto. Entretanto había sido un verdadero "recluso excéntrico". Hacía poca cosa, ganduleando por toda la casa, pero leía. Raramente salía con otro ser humano que no fuera su desequilibrada madre. Causaba una rara y sorprendente impresión, pero estaba aprendiendo que podía medrar entre los mortales, sino perfectamente, sí por lo menos hasta donde le permitiesen una tolerancia divertida. Por aquella época, sin embargo, en este serio, perezoso, snob e inadaptado erudito ya había indicios del bondadoso, genial, afectuoso, encantador, agudo y entre tantos conceptos hombre admirable en el cual, lenta y dolorosamente, Lovecraft iría madurando durante las siguientes dos décadas.”

Extraído de: Al Azif (The Necronomicon) por Abdul Alhazred. Owlswick Press, Filadelfia, 1973.






lunes, 14 de septiembre de 2015



Hypnerotomachia Poliphili (El sueño de Polífilo), el libro más bello de la historia editorial

Luis M. Márquez
La edición de uno de los libros incunables más notables de la historia, Hypnerotomachia Poliphili es espléndida, en los tiempos en que el libro era considerado como un objeto de arte, cosa que se ha perdido con el tiempo, hasta el día de hoy, en que la edición se concentra más que nada en razones comerciales y nadie se ocupa de su belleza conceptual, lo que conocemos como arte-objeto. Y ahora, con la irrupción de la cibernética, el libro tiende a desaparecer o a transformarse en simple contenido que puede leerse en las pantallas de computadoras y tablets, es lo mismo que hacer el amor con un robot.
Hypnerotomachia Poliphili es considerado como el más bello libro de la historia (Venecia, diciembre de 1499). En cuanto vio la luz obtuvo un enorme éxito en los siglos XVI y XVII, y se tradujo rápidamente a diversas lenguas. El logro se le debe al taller del italiano Aldo Manucio. Ninguno de sus otros productos destacó desde la perspectiva de tipógrafo, pero nadie pondría en duda que esta pieza es una obra maestra del arte de imprimir, en la que se conjugan la belleza del tipo redondo, las hermosas ilustraciones y la calidad del trabajo del impresor. Puede ser que la razón sea que de todas las obras importantes de Aldo Manucio, sólo este libro lo imprimió por encargo y por lo tanto la ayuda financiera recibida le permitió dedicar tiempo y atención excepcionales a este magnífico producto de su taller. Manucio es además de editor, humanista y creador de tipos, y es reconocido como la personalidad más importante de los primeros tiempos de la imprenta.
No hay testimonio alguno de quién (o quiénes) son los creadore de las excelentes e inolvidables ilustraciones. Hay quienes opinan que en las ilustraciones trabajaron diversos autores, dado que son desiguales, es decir, se distinguen diferentes estilos, pero todos reúnen calidad y estética. En cuanto a su diseño y calidad siguen de cerca el texto y en ocasiones se relacionan de manera muy estrecha con la trama de la obra, ofreciendo al lector ilustraciones de cada pasaje, escrito en lengua latina, griega o hebrea, e incluso jeroglíficos de inspiración egipcia.
Esta obra ha sido definida por Clair como: “obra maestra del arte de la imprenta en la que la belleza del tipo y de las ilustraciones está realzada por el excelente trabajo de prensado”.
Enric Satué, en el ensayo “La huella de Aldo Manuzio”, publicado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, 1998, cuenta cómo las ediciones de Manuzio fueron (y siguen siendo) un paradigma de rigor en los diferentes campos que rodean la edición. Conjuntando los mejores contenidos con los más bellos materiales y formas. Manuzio editó libros bellos por su exquisitez tipográfica y mimada encuadernación, pero bellos también en el trabajo académico y erudito con el que se cuidaba la recuperación de los textos clásicos (Manuzio se rodeó de un grupo importante de expertos consejeros que se encargaban de la selección de títulos, fijación de versiones, comentarios al texto, etc.); sin que tampoco haya que olvidar, ni mucho menos, la que fue, paradójicamente, una importante aportación a la industria editorial: aparición de las ediciones de bolsillo.
El erudito Francesco Columna (Colonna), el autor de Hypnerotomachia Poliphili (la traducción más difundida al escrito original es El sueño de Polífilo, aunque es más fiel la versión de que podría traducirse libremente como “El combate de sueños de Polífilo”, ya que del griego hypnos, ‘sueño’, eros, ‘amor’ y mache, machia ‘lucha’), murió en 1527 a los noventa y cuatro años de edad. Dejó a la posteridad una enigmática historia de amor que es, y siempre será, un producto tipográfico que merece alabanzas y elogios.
Con un total de treinta y ocho capítulos, la obra consta de dos partes: una primera en que Polífilo narra, entre sueños, su amor por Polia, y una segunda, con abundantes elementos autobiográficos, en que es la amada la que cuenta su historia. Se trata de una visión medieval, un poema alegórico de carácter enciclopédico, en el que el autor demuestra su acervo cultural en arquitectura, arqueología, jardinería, así como en ciencias en general. Fue escrita en italiano, con innumerables textos en latín y algunos en griego, principalmente. Quienes lo han estudiado consideran su lenguaje extravagante y oscuro, colmado de cultismos, palabras técnicas y extrañas que dificultan su comprensión. Se dice que Colonna se inspiró en Ovidio, en la Divina comedia y en la Amorosa visione de Boccaccio, aparte de en Vitruvio, Alberti, Apuleyo y Macrobio, entre otros autores celebres de la antigüedad.
Hypnerotomachia Poliphili no sólo es una historia de amor, es uno de los tratados más interesantes que sobre jardinería se publican en el Renacimiento. Para la historiografía es también uno de los primeros tratados utópicos del Renacimiento y un claro ejemplo de los ideales que inspiraron el jardín y la arqueología del siglo XVI en Europa, es la concepción teórica del jardín ideal, un jardín circular denominado Citerea, en el que el protagonista, Polífilo, viaja en busca de su amada Polia. En este viaje recorre una inacabable y abrumadora selva de especies, en donde la palmera está presente como reflejan también algunos de los exquisitos grabados impresos por Manucio. El jardín por el que viaja Polífilo, de hecho es un laberinto infinito.
Citamos un párrafo traducido al español de esta obra, en la que Polifilo recuerda:
“Luego... encontré una playa de arena y guijarros, sembrada dispersamente de algunos matojos de hierba. Aquí se presentó a mis ojos un alegre palmeral, con las hojas apuntadas y lanceoladas de tanta utilidad para los egipcios, con gran abundancia de su dulcísimo fruto. Las palmeras cargadas de racimos, eran de distintos tamaños: algunas pequeñas, muchas medianas y otras rectas y altas, símbolo elegido para representar la victoria por la resistencia que ofrecen al peso agobiante... no estaban apiñadas, sino guardando intervalos entre sí, pensando que las de Archelaida, Faselida y Libia tal vez no se podían comparar con éstas...".
Por otra parte, Emanuela Kretzulesco-Quaranta, en La Biblioteca Sumergida, Serie menor nº 10, hace una investigación profunda sobre el considerado libro más bello y enigmático del Renacimiento italiano: la Hypnerotomachia Poliphili. Su trabajo es una prolongada pesquisa detectivesca en bibliotecas y en los parques y villas, y en palacios, la que condujo a la autora a descubrir las claves del relato de Polifilo: “Una historia de amor que es alegoría de un itinerario espiritual, de una iniciación a la sabiduría hermética. Aplica las claves de la Hypnerotomachia a la interpretación simbólica de una serie de jardines, descifrando el lenguaje secreto de grutas y ninfas, templos, esfinges, obeliscos, laberintos, fuentes en los jardines antiguos (Palestina, Zagarolo, Villa Adriana, Ischia) y del Renacimiento y Barroco (Bomarzo, Villa d’Este, Camigliano, Collodi, Isola Bella) hasta culminar en Versalles.
Otros autores han opinado que: Se trata de “uno de los libros más curiosos y enigmáticos salidos de unas prensas”; “oculta una rara hermosura y un apasionado anhelo de perfección, sabiduría y belleza absolutas, bajo el signo del Amor”; “desde el mismo siglo XVI se ha visto rodeado de un aura de esoterismo enfermizo”; “está, todavía hoy, envuelto en misterios”; “en realidad es un injerto de poema alegórico de estirpe medieval y enciclopedia humanística de vocación totalizadora, ya que contiene una ingente amalgama de conocimientos arqueológicos, epigráficos, arquitectónicos, litúrgicos, gemológicos y hasta culinarios”.
Sea como sea, esta es una obra que independientemente de lo complicado que sería para un lector actual comprender a fondo, sin tener todas las referencias que se entendían en los tiempos en que se publicó, y que ha sido considerada, incluso como una obra hermética, vale la pena echar un vistazo, quizá más a que a su contenido, a su estética que lo hace una obra de arte admirable.





POEMARIO



  DIALÉCTICA DE LA LLUVIA
                 Perla Schwartz

                      I
   Se despliega
un grafiti de agua
traza  un telón;
las sombras
     adquieren
el matiz de lo difuso.
   La lluvia y sus contornos
no dejan resquicio alguno
para las impurezas.
   Sabiamente
 se alivian
      esas turbulencias
          que obstruyen al ser.
                
        II
    La implacable furia de las nubes
Exhala su rabia impetuosa
el pentagrama del tiempo
       pierde
                    su centro.
          III
   Observas
el devenir de la lluvia,
buscas capturar
su dialéctica secreta.
    En la ventana de tu habitación,
las gotas
     dibujan filigranas.
   El agua desmelena
a tu portentosa tristeza.
        
          IV
   Buceas
entre las aristas del lenguaje,
te compenetras
con sus partículas acuosas,
     te dejas invadir
por su música-sonámbula.
    Resurge
esa Dama Oceánica
capaz de navegar gozosa,
entre
    los arrecifes de su inconsciente.
          V
   Percibes
cómo  se desdibujan
      las fronteras
entre las nubes y el cielo.
    La lluvia aleja
a los espectros,
        restaura
      el equilibrio.
        VI
   Revisas el amplio catálogo
de erratas de la vida;
la lluvia, pese a tu melancolía innata,
te transporta
     a un status paradisíaco
de redención.
       VII
   El agua de lluvia
        desarraiga
                    al polvo;
 La lluvia
en incesante movimiento;
     otredad de una naturaleza indómita
que no se doblega
ante los designios de la quietud.
      VIII
   La lluvia-desgarradura
a través de sus nubes errantes,
configura
   la partitura del horizonte.
   El caos deja de amenazar,
se instaura
     una asepsia del mundo.